Según he leído, el concepto moderno de ciudadanía es asociar estado, territorio y cultura. En virtud de esta asociación, se ha tendido a ver la homogeneidad cultural como la base sobre la que construir una identidad compartida de los conciudadanos. Esto nos lleva a pensar que la uniformización cultural es una condición necesaria de la ciudadanía nacional, y asociar la identidad cultural con la identidad nacional.
España es un país culturalmente muy homogéneo (Por ejemplo, las festividades basadas en la religión católica que condicionan nuestro calendario laboral), sin embargo, un mismo marco de valores puede ser vivido de muy diferentes formas (piénsese, por ejemplo, en las muy diferentes formas en que nos comportamos en la Semana Santa, cuando unos salen en procesión descalzos y otros se van a esquiar). Esta diversidad de comportamientos incluso ocurrir dentro de una misma familia. No obstante, todas estas diferencias no nos impiden sentirnos miembros de algo común ni compartir gran parte de nuestra vida pública con quienes tienen criterios muy diferentes sobre lo que debe hacerse en la vida, y son suficientes para ver cuán flexibles, cambiantes y diversos pueden llegar a ser los vínculos que nos unen. Creo que se puede llegar a decir que la capacidad de integración de una sociedad es directamente proporcional a la diversidad compatible que es capaz de albergar.
Ya, cuando hablamos de las diferencias con otras culturas y sus fenómenos, todo son percibidos como una amenaza para esa integración porque parecen minar los fundamentos de una identidad compartida. Pero, frente a esta percepción de la diversidad como amenaza, es preciso aprender a ver que cómo el pluralismo cultural puede reforzar, en vez de dañar, la calidad de la vida democrática porque puede contribuir a ampliar los canales de deliberación; puede profundizar, en vez de minar, los vínculos de solidaridad que subyacen a una ciudadanía compartida porque puede igualmente ayudar a ampliar nuestro ejercicio de esa virtud tan compleja que es la fraternidad.
Así termino hoy mi texto, comentando que todo los días intento cambiar mi mirada, interiorizar lo que he escrito. Un día, seré capaz de enseñar a mis futuros alumnos la riqueza que la multiculturalidad nos puede proporcionar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario